La música que escuché contigo
era más que música, y la sangre
fluyendo por nuestras arterias
era mucho mas que sangre,
pero la alegría que sentimos
era una auténtica alegría,
y si puedo agradecérselo
a alguien, se lo agradezco ahora,
antes de que sea demasiado tarde,
y demasiado silencioso.
Friedrich.
P.S. De cabezota a cabezota
sábado, 3 de noviembre de 2007
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