Pero ocurrió que el principito, después de haber caminado mucho a través de las arenas, rocas y nieve, al fin descubrió un camino. Y los caminos conducen adonde están los hombres.
-Buenos días -dijo.
Era un jardín cuajado de rosas.
El principito las miró. Todas se parecíasn a su flor.
-¿Quiénes sois? -les preguntó asombrado.
-Somos rosas -respondieron.
-¡Ah! -exclamó el principio.
Y si sintió muy desgraciado. Su flor le había dicho que ella era la única de su especie en el universo. ¿Y ahora resultaba que había cinco mil parecidas a la suya en un solo jardín!
"Se sentiría avergonzada -se dijo- si viera todo esto... tosería mucho y simularía que se encontraba muy mal para escapar al rdículo. Y yo me vería obligado a aparentar que la cuidaba, pues si no lo hacía, para humillarme también, mi flor se dejaría verdaderamente morir"...
Continuó diciéndose: "Me creía rico con una única flor, y solo poseo una rosa ordinaria. Esta rosa y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales probablemente esté apagado para siempre, no son suficientes para hacer de mi un gran príncipe"... Tendido sobre la hierba, lloró.
Friedrich.
lunes, 28 de abril de 2008
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