viernes, 30 de noviembre de 2007

Victoria.

Probamos el coraje, porque no había salida.
Probamos ardides, pero no salió bien.
Probamos la paciencia, pero nos dormimos.
Escribimos poemas, como folletos y folletos
como fragmentos de un poema floreciente.
Los sueños crecían como flores de hibisco.
Por la noche se habrían pozos oscuros.
Probamos el cinismo, a algunos les fue bien.
Había mucha alegría, no podemos olvidarlo.
Probamos el tiempo: no tenía sabor, como el
agua.

Por fin, mucho después, no se sabe
por qué, los relojes empezaron a girar
sobre nosotros cada vez mas rápido,
como en una película de archivo, muda.
Y duraba la vida, la ineludible vida,
tan experimentada y escéptica
volviendo a nosotros tan obstinada
que un día sentimos en los labios
el sabor de una derrota, de una tragedia habitual,
lo que ya fue un cierto tipo de victoria.


Friedrich.

No hay comentarios: