martes, 6 de mayo de 2008

Mi rosa.

[...]
- Vosotras no sois exactamente iguales a mi rosa, no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado ni vosotras habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro, que no era mas que un zorro, que no era mas que un zorro semejante a otros cien mil zorros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
las rosas se sintieron bien disgustadas.
-Sois hermosas, pero estáis vacías -insistió-. No se puede morir por vosotras. Seguro que un viadante cualquiera os creería igual a mi rosa, pero ella es mas importante que todas vosotras, porque yo la he regado, porque la protegí contra el frío con mi campana de vidrio, porque la resguardé contra el viento con el biombo, porque le maté los gusanos (excepto dos o tres para las mariposas). Porque he escuchado sus lamentos y a veces cómo se envanecía y hasta como se callaba. Porque es mi rosa.
Y volviéndose hacia el zorro:
-Adiós -le dijo.
-Adiós -le contesto el zorro-. Este es mi secreto, es muy sencillo: solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito para recordarlo.
-El tiempo que perdiste con tu rosa es lo que la hace tan importante.
-El tiempo que perdí con mi rosa -repitió el principito a fin de recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes de olvidarla. Te haces responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo.


Friedrich.

No hay comentarios: