jueves, 19 de abril de 2007

Compromiso.

La noción de compromiso, como acción y efecto de comprometerse, tan utilizada por muchas filosofías existencialistas, está relacionada estrechamente con la noción de decisión.
En dos sentidos puede emplearse la noción de compromiso: en un sentido amplio, como designación de un constitutivo fundamental de toda existencia humana, y en un sentido más estricto, como designación de un constitutivo fundamental del filósofo. Estos dos sentidos no pueden separarase por entero; de hecho, estan co-implicados, por cuenta el estar comprometido, propio de toda existencia humana, revierte sobre el estar comprometido del filósofo, y a la vez éste encuentra en el horizonte de su pensamiento filosófico la noción de compromiso que, según algunos, corresponde a toda existencia humana. Sin embargo, aquí nos referiremos brevemente sólo al compromiso en el sentido más estricto.
Comprometerse como filósofo significa primariamente ligar estrechamente una proposición filosófica con lo que se hace con esta proposición; en términos corrientes, vincular íntimamente la teoría con la práctica.. Rehusar comprometerse significa adoptar la actitud opuesta: suponer que lo que se hace con una proposición no tiene en principio nada que ver con la afirmación de tal proposición. A esta dos actitudes -compromiso y rechazo de compromiso- se unen dos modos de juzgar las proposiciones filosóficas: una según la cual tales proposiciones son consideradas juntamente con lo que el filósofo hace con ellas, y otra según la cual las proposiciones son juzgadas por motivos extrapersonales: por su consistencia interna, por su adecuación con la realidad objetiva, etc..
Advertimos que tales modos de juzgar afectan no sólo a la relación (o falta de relación) de la proposición con el filósofo de la formula, sino también a la significación de la proposición de referencia: los partidarios de la primera actitud mantienen que la significación de la proposición está unida al hecho de que el filósofo se comprometa (o se niegue a comprometerse, lo que es también es para ellos una forma de comprometerse) con respecto a ella, mientras que los partidarios de la segunda actitud sostienen que la significación de cualquier proposición filósofica es independiente de todo compromiso. A su vez, los partidarios de la primera actitud distinguen entre filósofos que se comprometen (Sócrates, Kierkegaard) y filósofos que no se comprometen (Aristóteles, Hegel), mientras que los partidarios de la segunda actitud rechazan tal distinción por considerarla poco o nada informativa sobre las respectivas filosofías. Observemos, empero, que en lo que toca en esta divsión entre clases de filósofos, se trata en la mayor parte de los casos de un mero argumento a favor o en contra de la noción de compromiso. De hecho, ni los "compromisarios" ni los "anticompromisarios" deberían de admitir ninguna división: los primeros, porque terminar por afirmar que todo filósofo (quiéranlo o no) se compromete - a menos de carecer de todo sentido su filosofía-; los segundos, porque acaban por declarar que ningún filósofo (en cuanto filósofo) se compromete, a menos de carecer de todo sentido sus proposiciones filosóficas.


Friedrich.

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