jueves, 2 de agosto de 2007

Egoísmo.

A veces se equipara egoísmo a solipsismo, considerándose el primero como un egoísmo práctico y el segundo como un egoísmo teórico. La distinción entre egoísmo teórico y egoísmo práctico fue tratada por Schopenhauer: el egoísmo teórico "considera como fantasmas (Phantome) todos los fenómenos (Erscheinungen) fuera del propio individuo", en tanto que el egoísmo práctico "considera sólo la propia persona como realidad, y las demás como si se tratara de meros fantasmas".

El sentido más bien "moral" que "epistemológico" de "egoísmo" se desarrolloó sobre todo en el siglo XIX, pero ya antes, como en Kant se había distinguido entre varias clases de egoísmo. Antes de usarse los terninos "egoísmo" y "solipsismo", hubo ya doctrinas egoístas y solipsistas. Hubo asimismo análisis del egoísmo y de las actítudes egoístas. Parte de lo que Aristóteles dice sobre "el amor a si mismo" o se refiere a lo que se ha llamado con frecuencia "egoísmo". Éste, sin embargo, puede distinguirse entre el egoísmo como amor a sí mismo y el egoísmo como "amor propio"; o bien puede considerarse este último como una manisfestación del primero. Si se estima que el "egoísmo" es equivalente al "amor a sí mismo" o amor sui, puede distinguirse entre un "egoísmo propio" y un "egoísmo impropio" (al hilo de la distición agustiniana entre el probus amor sui y el improbus amor sui).

El egoísmo puede ser asimismo considerado como equivalente al "propio interés". En este sentido se han referido al "egoísmo" (sin usar este nombre) variuos autores modernos. Por ejemplo, Hobbes, Spinoza, Bernarde de Mandeville y otros han indicado que los hombres se mueven por sus propios intereses, es decir, "egoísticamente". Ello parece g¡hacer imposible la sociedad. Pero es posible concebir la sociedad una sociedad donde, sin haber desaparecido el egoísmo de cada cual (que lleva a la aniquilación de todos por todos) en egoísmo colectivo (por medio del cual cada individuo adquiere una relativa seguridad) es lo que hace posible, según Hobbes, la sociedad. Para Bernard de Mandeville, por otro lado, la combinación de los egoísmos individuales puede dar lugar, y da usualmente lugar, a beneficios comunes. Una doctrina parecida a la hobbesiana es mantenida por Félix Le Dantec en su obra L´egoisme, seule base de toute société (1911). Según dicho autor, el estado llamado "civilizado" es una capa sobrepuesta y fácilmente desmontable. La existencia humana es, en último término, individual, de modo que el "progreso" no la afecta. El egoísmo es, al parecer de Le Dantec, el "constitutivo natural" del hombre que se revela tan pronto como se prescinde de todo lo que ha agregado al hombre de todo lo que ha agregado al hombre "la cultura" y el llamado "progreso".
Además de las distinciones antes señaladas se han propuesto de vez en cuando clasificaciones de formas de egoísmo. Una de ellas es la Kant en su Anthropologie in pragmatischer hinschit. Según Kant hay que distinguir entre egoísmo lógico (en el cual se afirma el propio gusto), egoísmo estético ( en el cual se afirma el propio gusto), egoísmo moral ( en el cual el individuo se confina a su propia acción) y el egoísmo metafísico (en el cual se rehúsa conocer la existencia, o justificación de la existencia, de otros "yos" o de la "realidad externa"). Hoy día se llama a veces"solipsismo" al "egoísmo metafísico" ( que es mas bien gnoseológico).
Se pueden considerar como "egoístas"doctrinas tales como las de Stirner y Nietzsche aun cuando ambos casos son muy distintos los fundamentos de tal "egoísmo". En el primer caso, se trata del resultado de la afirmación de "mi mismo" como "único". En el segundo caso, se trata de la "autoafirmación" y de la "afirmación de poder".
Se distingue a veces entre "egoísmo" y "egotismo". Con este último término se designa el afán inmoderado de afirmar la propia personalidad, especialmente hablando excesivamente de si mismo. El egoísmo equivale en este caso a un inmoderado subjetivismo. En este sentido ha usado Santayana en su libro Egotism in German Philosophy (1915).
Unamuno ha usado también el término "egotismo" ( y "egotista") para diferenciarlo de "egoísmo" ( y "egoísta"): " El egoísta es el que defiende y exalta sus intereses, sus cosas, no a si mismo, al yo que es, y el egotista es el que se defiende y exalta a si mismo, al yo que es" (De esto y de aquello, IV, pág. 10). Comentando este pasaje, observa Ezaquiel de Olaso (Los nombres de Unamuno [1964], cap. 1) que Unamuno, "aparentemente enemigo del egoísmo, lo que critica pero extremándolo, y al egoísmo del tener opone el egoísmo del ser"


Friedrich.

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